Isaías 62:2 y 3:
“…Las
naciones verán cuando Dios los salve, y todos los reyes de la tierra
reconocerán su grandeza. Entonces Dios les dará un nombre nuevo, y
serán en la mano de Dios como una hermosa corona de un rey.” (V.L.A.)
“Las
naciones verán tu justicia, y todos los reyes tu gloria; recibirás un nombre
nuevo, que el Señor mismo te dará. Serás en la mano del Señor como
una corona esplendorosa, ¡como una diadema real en la palma de tu
Dios!” (N.V.I.)
He aquí la SALVACIÓN ESTÁ EN
JESUCRISTO, quien murió y resucitó por la justificación de nuestros
pecados. Una vez que aceptamos a Jesús como nuestro único y suficiente Señor y
Salvador, y nos arrepentimos de nuestros pecados, somos SANTIFICADOS y SALVOS por
la gracia de Dios. Dios nos prometió darnos un “NUEVO NOMBRE” cuando
seamos salvos; cuando lo aceptamos podemos ser llamados “HIJOS DE DIOS”, “MÁS QUE VENCEDORES”, “SANTOS”, “PERDONADOS”, y
muchos otros nombres que traen consigo PROMESAS
PARA NUESTRAS VIDAS.
Pero cuando obtenemos un NOMBRE
NUEVO también podemos pensar en una VIDA NUEVA, un HOMBRE NUEVO, y es que “si alguno está unido a
Cristo, es una nueva creación. Dios ya no tiene en cuenta su antigua manera de
vivir. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (2 Corintios 5:17;
V.L.A. y N.V.I.). Entonces, somos NUEVAS
PERSONAS.
Cuando alguien se cambia de nombre es para intentar borrar u ocultar su
pasado, que los demás no sepan lo que él ha hecho, para PODER TENER UNA NUEVA VIDA Y PODER EMPEZAR “DE CERO”. Pues bien, DIOS CAMBIA NUESTRO NOMBRE cuando aceptamos la salvación por medio de Su
Hijo, BORRA NUESTRO PASADO para que
podamos empezar de nuevo, comenzar una NUEVA
VIDA A SU LADO Y DE SU MANO.
Nosotros conocemos y a veces recordamos nuestro pasado, pero debemos tener
presente que EL PASADO ES ESO MISMO:
PASADO, y no debemos permitir que condicione nuestro futuro, sino que
tenemos que ser AGRADECIDOS de esta NUEVA OPORTUNIDAD, nueva vida, y HACER LAS COSAS CORRECTAMENTE. Pero
debemos remarcar y destacar que si estamos “UNIDOS A CRISTO” o “EN
CRISTO”, es decir, haciendo lo que a Él le agrada, viviendo una vida
conforme a SU PROPÓSITO y en COMUNIÓN
con Él, pues si nos apartamos de Cristo volveríamos a vivir como el antiguo
hombre.
También prometió que gracias al Señor seremos como una “HERMOSA CORONA” o “CORONA ESPLENDOROSA”, es decir que para Dios poseemos mucho más
valor del que nosotros podemos darnos o del que cualquier persona podría
darnos. Mencionando una “corona esplendorosa” se refiere a UNA DIADEMA BRILLANTE Y RESPLANDECIENTE, justo como Jesús no mandó
a ser: “LA LUZ DEL MUNDO” o “LA SAL DEL MUNDO”, un hijo de Dios ALUMBRANDO a los demás y siendo de
ejemplo para otros.
Cabe destacar que menciona primeramente “EN LAS MANOS DEL SEÑOR”, cuando
alguien tiene algo en sus manos puede controlarlo y manipularlo, es decir que
cuando nos dice eso nos marca implícitamente la CONDICIÓN que debemos CUMPLIR
y en la cual debemos PERSEVERAR para
que podamos explotar al máximo el valor que tenemos y que todos puedan verlo,
ser ÚTILES, y poder sentirnos MÁS VALIOSOS, ésta es: “EN LA MANO
DE DIOS”, CUMPLIENDO SU
VOLUNTAD Y LOS PROPÓSITOS QUE TIENE CON Y PARA NUESTRAS VIDAS.
Al imaginarnos una corona en la mano del Rey podemos entender que esa
corona no es cualquier corona, sino que posee aún MAYOR VALOR al estar en
poder de un Rey tan majestuoso, pero llama la atención también poder resaltar
que al estar en poder de un rey adquiere AUTORIDAD,
y además la mano da idea de FUERZA.
“Las naciones verán tu
justicia, y todos los reyes tu gloria…”. Al tener, un rey, la corona en
su mano podemos graficárnoslo como que está LEVANTÁNDOLA EN ALTO Y EXHIBIÉNDOLA, DEMOSTRANDO SU HERMOSURA Y SU
VALOR. Si le OBEDECEMOS Dios nos levantará, en Sus Manos, en alto para que todos
puedan ver aquello tan VALIOSO que AMA tanto; como quien está ORGULLOSO de algo y lo demuestra al
mundo entero, como un padre orgulloso del mérito de su hijo, que LO EXALTA para que sus hermanos copien
su comportamiento, LO UTILIZA DE EJEMPLO
PARA LOS DEMÁS. Pero teniéndolo en Su Mano CUIDA de que nadie se lo arrebate, pues las manos son el lugar más
seguro para PROTEGER algo de mucho
valor y apego a nosotros, y, de paso, MIMARLO
O CORREGIRLO.